
Encontré una recopilacion de frases de escritores, filosofos y actores respecto al tabaco... Me encantó sobre todo ahora que esta la paranoia en contra de los fumadores con la famosa ley de tabaco, en que todo lo que implique cigarrillo y tabaco es malo, olvidando por supuesto que cantidad de vida no tiene nada que ver con la calidad de vida.
Rebusquen en su cajetilla, prendan un cigarrillo... y disfrutenlo mientras leen lo que sigue.
Javier Marias
Fumar sigue siendo una costumbre histórica, respetable y civilizada (mientras no sea prohibido enteramente, y me temo que vamos hacia ello). También es beneficiosa: aparte del caudal de impuestos adicionales que reporta a los Estados, ha dado algunas de las mejores escenas de la historia del cine, ha propiciado el acercamiento de numerosos desconocidos, ha calmado los nervios del soldado antes de entrar en combate y ha sido la despedida y alivio último del condenado a muerte; ha sido el símbolo de la paz, ha ayudado a soportar las esperas, ha servido para medir el breve tiempo, ha sido una de las pocas cosas que la gente se ofrecía gratuitamente entre sí en un rasgo de generosidad descontada; ha ayudado en su trabajo a muchísimos escritores y ha sido una fuente de placer y sosiego y pausa que los detractores y alarmistas actuales han decidido no tener en cuenta. Sin duda es malo para la salud, pero sólo para una parte de la salud, que no es únicamente pulmones y vesícula y riñones y garganta e hígado, sino también equilibrio y satisfacción y placer, y sobre todo apaciguamiento.
Emil Cioran
En las pruebas cruciales, el cigarrillo es una ayuda más eficaz que los Evangelios.
Cristina Peri Rossi
¿Alguien puede pensar, a la salida del cine, que después de noventa minutos sin fumar en los que se sufrió junto a los actores y actrices favoritos, se deseó infructuosamente al galán o a la hermosa estrella, se sintieron emociones tan diversas como miedo, simpatía, dolor o alegría, se puede salir impunemente a la calle y no encender un cigarrillo en el momento mismo en que se encienden las luces de la sala?
Malcolm Lowry
Nuestras vidas no lo lamentemos
Son como cigarrillos frenéticos
Que en días de tormenta
Los hombres encienden contra el
viento
Con hábil mano protectora
Y después se encienden tan a fondo
Como deudas que no podemos pagar
Y se fuman tan deprisa a sí mismos
Que uno casi no tiene tiempo de
encender
Una segunda vida que podría
Desarrollarse más blandamente que
la primera
Y en definitiva no saben a nada
Y por lo general se tiran.
Xavier Domingo
No quiero yo caer en el prurito de que el tabaco no haga ningún daño al propio fumador y, sobre todo, a determinados fumadores afectados de tal o cual dolencia. Pero aun éstos tienen derecho a hacer lo que les dé la gana con sus pulmones, encías, garganta y demás. Y, en especial, a lo que no hay ningún derecho es a andar por el mundo esgrimiendo cánceres orondos y estadísticas mortales, atribuyéndolas al tabaco, cuando en cualquier país está claro que los accidentes de ruta causan más muertes que el cáncer de pulmón y que los no fumadores se mueren tan a menudo como los fumadores, de lo que sea, cáncer de pulmón incluido. Si se cuenta bien, se verá que el mismo deporte provoca más víctimas que el tabaco. Lo único realmente peligroso que está ocurriendo alrededor del tabaco es la reaparición de fanáticos creadores de guetos; es el resurgir, desde los mismos sustratos sociales de los que surgieron inquisidores y nazis, de nuevos cruzados que no pudiendo acabar con el alcohol, con la libertad sexual y con la droga, necesitan cebarse contra alguien, y ese alguien somos los fumadores. Prueba de ello: los mismos, exactamente los mismos que reniegan de los norteamericanos y su modelo de sociedad desde el ángulo de la política o del capitalismo, los ponen como ejemplo preclaro cuando muestran su cara más estúpida, la del puritanismo, llevado a extremos de galopante delirio, como está ocurriendo ahora con el tabaco. Lo cierto es que la salud no existe, porque no por dejar de fumar alargará usted su vida (en caso, además, de que valga la pena alargarla), ya que si no cae por el tabaco caerá por otra cosa infinitamente más idiota, y porque si quiere usted dejar de fumar por las razones que sean ningún fumador va a tratar de impedírselo. Con las libertades individuales no se juega. Están ya muy restringidas cuando son algo indivisible. Son, día a día y en lo cotidiano, bastante más importantes que la salud. Y oiga, amigo antitabaquista: cuando me quita usted a mí algo de mi libertad para entregarme a mi vicio favorito, se está quitando usted a sí mismo algo de libertad. Y se la quita ya con tanta militancia y tanto miedo al tabaco, que en el fondo, en realidad, sólo lo hace por miedo a la misma vida, que incluye enfermedad y, en definitiva, muerte.
Mark Twain
Al cumplir los 70 años me he impuesto la siguiente regla de vida: no fumar mientras duermo, no dejar de fumar mientras estoy despierto y no fumar más que un solo tipo de tabaco a la vez.
Jean-Paul Sartre
Hace algunos años tomé la decisión de dejar de fumar. Al principio fue duro, y lo cierto es que lo que me preocupaba no era tanto perder el sabor del tabaco como el sentido del acto de fumar. Se había producido una cristalización total. Fumaba en los espectáculos, por las mañanas, mientras trabajaba, por las noches, después de cenar, y tenía la impresión de que al dejar de fumar perdería parte de interés por el espectáculo, cierto sabor en la comida, cierta vivacidad en el trabajo matinal. Cualquier sorpresa quedaba sustancialmente empobrecida si no podía celebrarla fumando. Ser-susceptible-de-ser-recibida-fumando: esa era la cualidad concreta que se había extendido sobre todas las cosas. Y me parecía que estaba a punto de arrebatársela y que, en la neblina de ese empobrecimiento universal, la vida merecía un poco menos ser vivida.
Vicente Verdú
La relación del fumador con el tabaco es tan estrecha, para bien y para mal, que se presiente la trasformación en otro individuo cuando este vínculo se suspenda. Un fumador tiende a creer, por ejemplo, que la clase de salud que tiene y, en consecuencia, la sensibilidad con que traduce la composición del mundo, se halla muy determinada por su consumo de cigarrillos. Los fumadores, en general, suponen no sólo que respirarán mejor, se extenuarán menos y se ahorrarán ardores de estómago si olvidan el tabaco, sino que alguna nueva organización de la realidad, probablemente más feliz, les espera al otro lado. Pero si es así ¿por qué no se deciden a dejarlo? La razón no estriba en la dificultad, a secas. La cuestión es que, al cabo de los años de ganar o perder como fumador, el tabaco es una patria. Una sede compleja y profunda. No necesariamente plácida pero atestada de memoria. La otra realidad, la que aparecerá más allá del tabaco, posee el acicate de un estreno y la promesa de lo nuevo, pero comporta un inevitable pavor al vacío.
Oscar Wilde
-¿Usted fuma?
-Sí.
-Me alegro de saberlo. Un caballero siempre debe tener una ocupación.
Pierre Louÿs
Una noche, en mi casa, mientras mantenía una silenciosa conversación con dos gatos de porcelana azul agazapados sobre una mesa blanca, dudaba entre dos de mis pasatiempos solitarios: escribir un soneto fumando cigarrillos o fumar cigarrillos observando el tapiz oriental que cubría el techo. Lo importante es tener siempre un cigarrillo en la mano; de este modo envolvemos los objetos que nos rodean en una fina nube celestial que baña la luz y las sombras, borra las aristas y, mediante un conjuro perfumado, impone a la agitada mente un equilibrio que le permite caer en la ensoñación.
Molière
Nada se iguala al tabaco: es la pasión de la gente honesta, y quien vive sin tabaco no es digno de vivir.
Jonathan Franzen
Hace unas semanas, en un crepúsculo con colores de Magritte, vi a una mujer en una ventana iluminada de un loft en un piso alto de un edificio de apartamentos. De pie en una silla, estaba bajando el marco superior de la ventana. Lanzó hacia atrás el pelo e hizo con los brazos algo complicado que reconocí como el acto de encender un cigarrillo. Luego recostó el codo y la barbilla en el alféizar y expulsó aire hacia el aire húmedo de fuera. Me enamoré a primera vista de aquella mujer que estaba a la vez dentro y fuera, inhalando contradicción y exhalando ambivalencia.
Richard Klein
Fumar genera formas de satisfacción estética y estados de conciencia propios de la más irresistibles variedades de experiencia artística y religiosa. Los cigarrillos han estado ligados, por lo general, a poderosas corrientes liberadoras en lo político y lo sexual. Han servido a generaciones de hombres y mujeres en periodo de angustia para controlar y mitigar la ansiedad, como un sucedáneo de la oración. Son para muchos un instrumento sutil y eficaz que favorece la interacción social, un arma contra la intromisión de otras subjetividades y una especie de varita mágica que invita a la intromisión de un modo sumamente seductor. Y sin embargo, pese a los múltiples beneficios y la innegable belleza que tienen los cigarrillos, en la actualidad sólo se habla de sus efectos nocivos. Para eliminarlos basta con decir que los cigarrillos son muy perjudiciales para la salud. Pero esto nos lleva a preguntarnos: ¿se atribuye hoy a la salud tanto valor como para convertirla en el único criterio válido a la hora de definir lo que es bueno y lo que es hermoso? Tal vez no baste con sopesar los pros y los contras de los cigarrillos, puesto que son precisamente sus efectos nocivos lo que los hace sublimes, puesto que nadie fumaría si fuesen inofensivos. La buena salud está reñida en lo esencial con el progreso de la civilización, que por su propia naturaleza aumenta la enfermedad. La vida es en sí misma una enfermedad progresiva de la que sólo nos curamos póstumamente; porque si la salud es la ausencia de enfermedad, sólo se alcanza con la muerte. Vivir significa elegir los propios venenos.
Manuel Machado
La vida es un cigarrillo,
hierro, ceniza y candela,
unos la fuman deprisa
y algunos la saborean.
Théodore de Banville
Acaso este tiránico cigarrillo que te lo arrebata todo, ¿no te conduce finalmente a alguna parte y te ofrece algo? Sí, te proporciona una serena y viril resignación que no excluye la acción y te transporta a un estado de inalterable alegría mística. Todos los grandes fumadores de cigarrillos se encuentran entre los resignados y los místicos, nunca entre los ambiciosos y los habladores.
2 comentarios
MacDoom / Estropajo -
Amo mis cigarrillos, algún día me propondré dejar de fumar y gracias a esta recopilación tendré mucho más en que pensar y de donde apoyarme.
excelente
PicLe -
dejar de fumar es perder un poco el alma y el corazon, un ex fumador siempre recordara con añoranza el ultimo cigarro.
David.